Actualmente el rol e importancia de la familia se ha ido minimizando y con el paso de los años, se ha ocasionado crisis en la sociedad; se ha delegado la función de los padres de familia, se han imitado costumbres de otras culturas; todo es normal o relativo.
Aceptamos lo que se presenta a nuestro alrededor como lo que debe ser porque el mundo ha cambiado y debemos estar a la vanguardia; pero en realidad, lo fundamental debe permanecer a pesar de las circunstancias o de la actualidad.
La familia, su unión, su vivencia de afecto, comprensión, ayuda permanente, motiva a cada uno de sus integrantes a crecer en un ambiente sano y a formarse como persona única e irrepetible. Todas las personas al sentirse rodeadas de seres queridos que las hagan sentir importantes, logrará con mayor motivación el alcance de sus metas. Por tanto, si se logra transmitir a cada persona este sentimiento de "familia", se propagará como el "deber ser" dentro de nuestra sociedad. Siempre el bien primará sobre el mal y está bajo nuestra responsabilidad el determinar qué nos ayuda a ser mejores personas para transmitirlo a nuestros hijos, familiares y amigos.
Toda persona tiene una familia; el que es soltero, tiene a sus padres y/o hermanos; el que es casado, tiene a su cónyuge y/o hijo(s); y cada uno de nosotros replicamos lo que hemos recibido. Muchas veces reflexionamos sobre lo que vivimos (en el pasado) y no queremos repetirlo para con nuestros hijos. Pero sin intención alguna, transmitimos a nuestros hijos la difícil tarea de educar y más aún, la ardua labor del matrimonio, logrando en nuestros jóvenes desarrollar la idea de "No casarse" o si se casan "de No tener hijos" y poco a poco estas ideas equivocadas se vuelven "normales" dentro de nuestra sociedad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario